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Sargazo en el Caribe: de amenaza a soluciones innovadoras

Sargazo representa un reto ambiental que ha impulsado la creación de soluciones sostenibles para el turismo y la economía local

Datos clave:

  • 45,000 toneladas de sargazo recolectadas por la Secretaría de Marina en Quintana Roo en los primeros meses de 2025
  • 1 millón de dólares es el costo estimado de limpiar un kilómetro de playa al año,
  • Centro Integral de Saneamiento y Economía Circular del Sargazo produce biometano y trata aguas residuales.
  • 150,000 dólares aportados por el Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe en cooperación técnica para diseñar un programa regional de manejo sostenible del sargazo.
  • Blue Green México transforma algas en bloques de construcción ecológicos que cuestan hasta 50% menos que un ladrillo convencional.

Por Samantha Nolasco

Quintana Roo, México.- Cada temporada de sargazo, las playas del Caribe mexicano se convierten en noticia: turistas decepcionados, malos olores y pérdidas millonarias en la industria turística. Sin embargo, en medio de esta macroalga flotante de color café se esconde una crisis más profunda y silenciosa: la pérdida de los pastos marinos, un ecosistema vital que, a diferencia del sargazo, sostiene la biodiversidad costera y protege la arena de la erosión.

En los últimos años las costas del Caribe mexicano han visto cómo toneladas de sargazo —un alga marina marrón— inundan las playas, formando alfombras de un olor característico a sulfuro de hidrógeno que afecta a playas turísticas y arrecifes coralinos. La NASA documenta que desde 2011 se ha formado un “Gran cinturón de sargazo” que parte de África y llega hasta el golfo mexicano. 

Organismos académicos como la UNAM advierten que la cifran de sargazo podría alcanzar 37–40 millones de toneladas en 2025, casi el doble del récord de 2018. Esta proliferación masiva ha sido descrita como una “amenaza marítima” que pone en riesgo los ecosistemas y la economía local.

Foto: David Doubilet

¿Causas del aumento del sargazo?

El arribo masivo de sargazo obedece a múltiples factores oceanográficos y humanos. Expertos señalan que cambios en las corrientes oceánicas, la variabilidad de temperatura en la superficie del mar y el aporte de nutrientes han acelerado su reproducción. En particular, flujos ricos en nitrógeno y fósforo provenientes de lluvias intensas (por ejemplo, desde la cuenca del Amazonas) alimentan la macroalga en alta mar. El sargazo se origina en el Mar de los Sargazos del Atlántico norte, pero las corrientes lo han arrastrado hacia el Caribe mexicano. 

Una investigación de la Universidad del Sur de Florida (USF) relaciona la proliferación récord en 2018 y 2023 con la temporada húmeda y los fertilizantes de Sudamérica, mientras que la NASA apunta que crece más rápido cuando las temperaturas de superficie son normales o levemente inferiores al promedio. 

Esto en suma, es la conjunción de cambio climático, patrones circulatorios alterados y actividades agrícolas cuesta arriba explica, en opinión de los científicos, la expansión alarmante del sargazo.

En condiciones normales, el sargazo flotante aporta hábitat para peces, tortugas y aves marinas. Sin embargo, en exceso es dañino. Cuando el alga llega en grandes masas a la costa, bloquea la luz solar y eleva la temperatura del agua —hasta 5 °C por debajo de las capas densas, según mediciones científicas—, lo que “asfixia” arrecifes de coral y pastos marinos. 

El Caribe mexicano enfrenta dos realidades: un problema turístico inmediato (el sargazo) y una crisis ecológica silenciosa (la pérdida de pastos marinos). Atender la segunda es esencial para asegurar la resiliencia de las costas y la biodiversidad que sostiene la economía local.

Su descomposición en la arena libera sulfuro de hidrógeno (olor a huevo podrido) y compuestos tóxicos (amoníaco), deteriorando la calidad del aire y poniendo en riesgo la salud humana. Además, el sargazo arrastra metales pesados (arsénico, aluminio, cobre) que se acumulan en la biomasa. A nivel costero, capas acumuladas de algas dañan las playas y obstaculizan la anidación de tortugas marinas.

El impacto económico es igualmente grave. El turismo de sol y playa, principal fuente de ingresos de la región, sufre directamente cada “arribazón” de sargazo. 

Reservaciones hoteleras se cancelan y visitantes evitan las costas cubiertas de algas. Un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) también concluye que la presencia de sargazo en un kilómetro de playa reduce la luminosidad nocturna (indicador proxy del PIB local), lo que da cuenta de la poca actividad económica en esa zona. En Quintana Roo, bastión turístico de México, las pérdidas pueden sumar miles de millones de pesos. 

¿Qué son los pastos marinos y por qué importan?

Los pastos marinos (seagrass) no deben confundirse con el sargazo. Mientras que el sargazo es una macroalga flotante sin raíces, los pastos marinos son plantas vasculares con raíces y rizomas que se mantienen firmemente anclados al fondo del mar.
Esta estructura les otorga un papel ecológico insustituible:

  • Guarderías submarinas: Los pastos marinos funcionan como refugio para especies en etapas juveniles —estrellas de mar, caracoles, peces pequeños— que dependen de este hábitat para sobrevivir.
  • Retenedores de arena: Su sistema radicular fija el sedimento y evita que las playas pierdan arena, actuando como un escudo natural contra la erosión costera.
  • Soporte a otros ecosistemas: Junto con los manglares, filtran contaminantes y mantienen el agua clara, condición indispensable para la supervivencia de los arrecifes de coral.

Hacia una nueva narrativa costera

“Los pastos marinos son vitales porque no solo albergan vida, también protegen las costas. Quitarlos significa perder biodiversidad y acelerar la erosión”, explica Jorge Alfred Herrera Silveira, investigador del Cinvestav Mérida en entrevista con Latank Media.

En diversas zonas de Quintana Roo y Yucatán, los pastos marinos han sido removidos porque a algunos visitantes no les gusta pisarlos. La lógica detrás de esta acción es meramente estética: mantener una playa “limpia” y despejada. Pero esa limpieza artificial tiene un costo ambiental alto.
La eliminación de los pastos significa arrancar un ecosistema completo que, aunque discreto, sostiene la vida marina y la estabilidad de las playas.

Sin embargo, expertos sugieren que la solución no está en remover los pastos marinos, sino en cambiar la percepción turística. La importancia de los pastos marinos es tan evidente que “con un snorkel básico, a tan solo medio metro de profundidad, cualquier visitante puede observar la riqueza de fauna que habita entre los pastos: estrellas de mar, peces pequeños, caracoles. Mostrar estetesoro submarino puede convertir lo que hoy se percibe como ‘suciedad’ en un atractivo ecoturístico” nos sugiere Jorge Herrera.

Iniciativas gubernamentales y comunitarias

De problema a recurso: varios emprendimientos privados muestran el potencial del sargazo transformado. El caso emblemático es Blue Green México, la empresa que desarrolló el Sargablock: bloques de construcción hechos con 40% sargazo y 60% material orgánico. 

El sargablock ha sido probado por la UNAM como duradero y liviano, y sus creadores construyeron la «Casa Angelita» (Puerto Morelos), una vivienda social de pared 100% sargablock dedicada a la madre del fundador. Estos bloques reducen costos (se reporta que cuestan 10 pesos cada uno, ~50% menos que el ladrillo convencional) y mantienen el interior fresco en verano y cálido en invierno. Blue Green México ya prepara nuevas fábricas y casas solidarias; incluso planea exportar la tecnología a Puerto Rico, Estados Unidos, Belice y República Dominicana.

Para ayudar a solucionar este problema ecológico, también en la iniciativa privada se han gestado un sin fin de soluciones con sargazo, uno de estos esfuerzos lo han hecho una pareja de productores de zapatos que tuvieron la idea de usar esta alga para fabricar sandalias de ahí nació SargazoSandals.

Cada par de sandalias está hecho con un 15% de sargazo y el resto es un material común en las suelas de zapatos llamado EVA. El sargazo se recolecta en Puerto Morelos, Quintana Roo, y pasa por un proceso de limpieza para quitarle cualquier contaminante, asegurando que el material sea seguro. Para fabricarlas, se mezcla una tonelada de EVA con 100 a 150 kilos de sargazo, se procesa la mezcla y finalmente se inyecta en moldes para darles forma.

Estas sandalias no solo ayudan al medio ambiente, sino que también generan beneficios. El 10% de las ganancias se destinan a buscar nuevas formas de combatir el problema del sargazo

A nivel internacional, proyectos apoyados por la ONU y la Unión Europea exploran usos alternativos: convertir el sargazo en bioplásticos, papel biodegradable e insumos para alimentación animal. En Jalisco, científicos del Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste investigan la microbiota del sargazo para identificar bacterias capaces de descomponerlo y producir materiales biodegradables.

Frente a la crisis, autoridades federales, estatales y organizaciones civiles han accionado. La Secretaría de Marina (SEMAR) lidera planes de contención marítima: coloca barreras flotantes (“Escudo del Caribe”) y envía embarcaciones especiales a recolectar sargazo en alta mar antes de que arribe a la costa. En tierra, brigadas estatales y fuerzas federales (Marina, Guardia Nacional) limpian playas con maquinaria pesada y manualmente. Sólo en los primeros meses de 2025 el gobierno mexicano reportó la recolección de más de 45,000 toneladas de sargazo en Quintana Roo.

En el Caribe, la ONU y Japón financian desde 2022 un proyecto regional de USD 12.3 millones para fortalecer la capacidad de los países isleños en la recolección, eliminación y reciclaje del sargazo antes de su descomposición. Estas iniciativas internacionales complementan los esfuerzos locales, permitiendo intercambiar tecnología y lecciones aprendidas.

A la vista de estos esfuerzos, los expertos coinciden en que el enfoque debe ser integral y colaborativo. Alicia Montalvo, de la CAF, subraya que el objetivo es generar acciones que preserven los ecosistemas marinos, impulsen el turismo y la pesca, y mejoren la calidad de vida de las comunidades caribeñas. Danay Carrillo apunta que, más que un obstáculo, el sargazo puede verse como un “recordatorio de que la creatividad y el trabajo conjunto pueden dar la vuelta a cualquier crisis”. 

Lo que requiere inversión continua en monitoreo y pronóstico, políticas ambientales estrictas (ej. controlar fuentes de nutrientes en cuencas hidrográficas), y fortalecer la coordinación entre países del Caribe. En palabras de los propios investigadores, el reto es transformar este desafío estacional en una oportunidad para avanzar hacia una economía verde.

En definitiva, aunque el sargazo aún provoca perjuicios ecológicos y económicos, las múltiples iniciativas actuales ofrecen vías prometedoras de solución. Su éxito dependerá de mantener los proyectos de recolección y limpieza, al tiempo que se acelera la conversión del alga en productos útiles. Como concluye un estudio de la UNAM, el fenómeno del sargazo es “una de las manifestaciones más amenazantes del cambio climático” para el Caribe, pero también impulsa la innovación y la cooperación internacional en favor de las comunidades costeras.

Y ahora te preguntamos a ti:

  • ¿Cuál sería una idea innovadora para implementarla con el sargazo como materia prima?
  • ¿Cómo tu emprendimiento contribuiría en reducir la contaminación costera?
  • ¿Has pensado qué otro turismo consciente puedes hacer y proteger a los Pastos Marinos?

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