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Reducir la basura alimentaria es el negocio más brillante y solidario de la región

Mientras millones de personas en América Latina luchan contra la inseguridad alimentaria, también se pierde hasta un 14% de los alimentos solo entre la cosecha y la venta minorista

En la cadena de valor global, este despilfarro no es sólo un dilema ético, es una catástrofe climática y una presión innecesaria sobre el agua, la tierra y el trabajo. Pero la historia está cambiando.

La Asamblea General de Naciones Unidas declaró el 29 de septiembre como el Día Internacional de Concienciación sobre la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos. El objetivo de esta fecha es concienciar y sensibilizar sobre la necesidad de reducir esta pérdida y desperdicio, y cómo estas acciones contribuyen al desarrollo sostenible.

La metáfora de la basura alimentaria

El desperdicio de alimentos se ha normalizado: comprar de más, ignorar la fruta “fea” o confundir las fechas de “consumo preferente” con las de “caducidad”. Este mal hábito tiene un costo brutal, pues todos los recursos invertidos en producir, transportar y procesar esos alimentos (desde el agua y la tierra hasta el combustible) se pierden, aumentando directamente las emisiones de gases de efecto invernadero. En una región donde el hambre persiste, este despilfarro clama por soluciones.

La distinción es clara, la pérdida de alimentos ocurre desde la cosecha hasta el minorista, y el desperdicio se da en el comercio y el consumidor. El éxito en combatirlo depende de una colaboración multisectorial que involucre a agricultores, supermercados y, sobre todo, a ti, el consumidor final.

Aquí es donde entran las soluciones ágiles e inteligentes. Latinoamérica está viendo nacer un ecosistema de Startups FoodTech que usan la tecnología para conectar el excedente con la necesidad. El modelo es simple y poderoso: convertir la ineficiencia logística en un acto de impacto social y ahorro económico.

¿Quiénes lo están haciendo bien?

  • Cheaf (México, Argentina, Chile): Esta app es un marketplace que conecta supermercados, panaderías y restaurantes con excedentes de alimentos (a punto de caducar o con “defectos” estéticos) con consumidores a precios reducidos. Han logrado evitar que miles de toneladas de comida en perfecto estado terminen en el vertedero.
  • EatCloud (Colombia): Va un paso más allá, enfocándose en la redistribución social. Utilizan plataformas digitales para identificar el excedente de grandes empresas y lo redirigen de manera eficiente a comunidades y organizaciones receptoras que necesitan los alimentos. Este modelo no solo ahorra dinero a las empresas, sino que garantiza que la comida llegue a quienes padecen inseguridad alimentaria.
  • Kigüi (México, Argentina): Esta plataforma incentiva a los consumidores a comprar productos próximos a vencer en el supermercado, ofreciendo recompensas y precios bajos. De esta manera, atacan el problema directamente en el punto de venta, prolongando la vida de anaquel y educando al consumidor.

Estas soluciones demuestran que la innovación en el sector alimentario no se trata solo de crear nuevos productos, sino de optimizar lo que ya existe, fomentando la economía circular y un consumo mucho más consciente y responsable.
No obstante, la tecnología es solo una herramienta. El cambio real empieza en el hogar. La FAO ha dejado claro que, sin cambiar nuestras costumbres, el problema persistirá. ¿Qué puedes hacer hoy?

  1. Planifica y Compra con Misión: La lista de la compra basada en menús semanales es tu arma más poderosa contra la compra impulsiva.
  2. Ama lo “Feo”: Acepta frutas y verduras con formas extrañas. Su sabor es idéntico y rescatarlas reduce el desperdicio en origen.
  3. Domina las Fechas: Entiende la diferencia entre “consumo preferente” (calidad) y “fecha de caducidad” (seguridad). Muchos alimentos son seguros después del ‘preferente’.
  4. Congela y Reutiliza: Las sobras son ingredientes para mañana. Congelar porciones y usar restos para caldos son hábitos que ahorran dinero y recursos hídricos.

Preguntas Latank para pensar:

El despertar del consumidor es la pieza que faltaba.

  1. #HéroeAlimentario: Además de usar apps como Cheaf o EatCloud, ¿qué política pública local crees que deberían impulsar nuestros gobiernos para facilitar la donación de excedentes a gran escala?
  2. #ComidaNoEsBasura: ¿Qué harías con una fruta con “defectos” estéticos que un supermercado rechaza? Cuéntanos tu receta o solución más creativa.

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