Científicos en Singapur desarrollan una tecnología que convierte gotas de agua en electricidad sin necesidad de turbinas ni presas
La próxima gran revolución energética podría estar cayendo del cielo. Un equipo de científicos en Singapur ha logrado lo que antes se creía físicamente imposible: generar electricidad estable a partir de gotas de lluvia.
El hallazgo, liderado por investigadores del RIKEN Center for Emergent Matter Science y la Universidad Nacional de Singapur, abre la puerta a una nueva fuente de energía verde basada en la gravedad y el agua, sin necesidad de grandes infraestructuras o ríos caudalosos.
El avance podría cambiar la forma en que entendemos la energía hidroeléctrica, actualmente dependiente de represas, turbinas y cuerpos de agua de gran escala. En cambio, esta nueva tecnología se basa en algo mucho más simple y omnipresente: el flujo intermitente de gotas y aire dentro de un pequeño tubo.
¿Cómo funciona este mecanismo?
Durante años, la teoría indicaba que para extraer electricidad del contacto agua-superficie se necesitaban tubos microscópicos (a escala nanométrica), donde el agua apenas puede fluir sin intervención mecánica. Pero los investigadores en Singapur rompieron esa “nanobarrera” usando tubos de apenas un milímetro de diámetro.
¿Cómo funciona? El sistema crea lo que se conoce como “flujo tapón”, una secuencia alternante de aire y agua que se desliza por el interior del tubo. Esta dinámica provoca una separación de cargas eléctricas, gracias a la interacción entre los iones del agua y las paredes del tubo. Al interrumpirse el flujo continuo, la electricidad se acumula y se puede extraer de forma útil y constante.
Un solo tubo generó hasta 440 microvatios —energía suficiente para encender un LED— sin necesidad de bombas, presión adicional o energía externa. Solo agua cayendo por gravedad.
Lluvia urbana, energía local
El experimento ya logró encender un conjunto de 12 LEDs durante más de 20 segundos utilizando cuatro tubos conectados en serie. Y lo más interesante: la velocidad de las gotas era incluso menor a la de la lluvia natural. Esto significa que podría integrarse fácilmente en techos, drenajes o superficies urbanas para capturar la energía de las precipitaciones.
Imagina edificios capaces de convertir la lluvia en electricidad, calles donde el drenaje no solo evite inundaciones, sino que también aporte energía a la red urbana o sistemas de bajo consumo eléctrico en comunidades sin acceso constante a la red, aprovechando cada gota de tormenta.
¿Es el inicio de una nueva categoría energética?
A diferencia de la energía hidroeléctrica tradicional, esta innovación plantea una tercera vía: energía verde, urbana, accesible y descentralizada. Y aunque por ahora la cantidad de electricidad generada sigue siendo modesta, su escalabilidad y bajo costo energético para activarse podrían convertirla en una herramienta clave dentro de la transición hacia ciudades sostenibles.
Pero no solo se trata de electricidad. Según los investigadores, esta tecnología también podría usarse para:
- Inducir reacciones químicas en el agua, como parte de procesos de tratamiento o purificación.
- Modificar propiedades de superficies, haciéndolas más hidrofílicas o antiestáticas.
- Controlar partículas y gotas en procesos industriales o científicos, mediante campos eléctricos generados por el flujo.
En un mundo que busca soluciones ante la crisis climática, incluso los gestos pequeños pueden abrir nuevas posibilidades tecnológicas y simbólicas. Este avance científico no solo plantea una alternativa energética, sino una pregunta profunda:
¿Qué otras tecnologías emergentes crees que tienen el potencial de transformar las ciudades hacia un futuro más sostenible?