Victoria de León, una joven y brillante científica mexicana, alcanzó un logro trascendental en el campo de la exploración espacial al desarrollar un innovador y sostenible biodetector de radiación lunar. Su invención no sólo representa un avance significativo para la seguridad de futuras misiones a la Luna, sino que también destaca su impresionante trayectoria y su profunda pasión por crear soluciones de alto impacto para el bienestar humano y planetario
En un mundo tan resuelto, perfiles como el de Victoria de León simplemente nos maravillan. Con apenas 21 años de edad ya es uno de los perfiles de mexicanas más prometedoras en las áreas de innovación en soluciones espaciales y robótica bio-inteligente, el principal ingrediente de su genialidad es algo tan básico que ha quedado relegado: el asombro. Su historia nos inspira a reconectar con la curiosidad como motor de cambio.
Desde esta óptica Victoria de León, ingeniera en robótica y sistemas digitales del TEC de Monterrey nos cuenta que lo que la ha catapultado a ser una de las mexicanas más destacadas para el futuro de la humanidad comenzó con la curiosidad de hacer experimentos en la terraza de su casa, conociendo cada uno de los compuestos y partes de las plantas cuando apenas era una niña. Este acercamiento temprano a la naturaleza germinó una semilla de pasión por la ciencia.
Su hermano le regaló el videojuego para Nintendo “Science Papa”, ahí comenzó todo: “empecé a querer hacer algunos de esos experimentos en físico porque era un juego muy técnico; empecé a trabajar con muchas flores y plantas, entonces me gustaba hacer mezclas, por ejemplo extraer tinturas de las flores y ver las propiedades de las hojas, me armaba mi montaje experimental”, dice Victoria sonriente en entrevista con Latank Media. Esta experiencia lúdica despertó su vocación por la experimentación y el descubrimiento.
En la secundaria me empecé a involucrar un poquito más (en la ciencia), tenía un profesor que era súper fan de hacer cultivos hidropónicos de lechuga y pues yo le ayudaba a hacer los sustratos y en todo el proceso. Luego surgió una convocatoria para ir a un programa espacial en la NASA en Alabama, entonces, dije: ‘Va, me aviento’, y efectivamente me encantó, tuve muchísima inmersión en todo lo que está haciendo la NASA en materiales, lo que está haciendo en robótica, cuál es la historia del sector aeroespacial, etcétera”
Esta inmersión temprana en la vanguardia espacial la impulsó a soñar en grande
¿Cómo seguir con su vida después de ese acercamiento? Luego de esa inmersión Victoria ya no fue la misma, regresó a México decidida a dedicar sus estudios para diseñar soluciones científicas con visión de futuro; cuando estudiando la preparatoria, ya con más experiencia en cursos y olimpiadas de química, física y robótica “surgió la oportunidad de irme nuevamente a la NASA, al programa ‘Space University in Houston’, un poco más especializado. Y me encantó, vi los diseños de hábitats para Marte, experimentación de materiales para trajes de astronautas, entre otras cosas más prácticas y aterrizadas”. Estas experiencias formativas la equiparon con conocimientos de punta en la exploración espacial.
Esta nueva anécdota le valió para desarrollar un proyecto de programación de rovers (vehículos robotizados que exploran la superficie de planetas, lunas u otros cuerpos celestes, como Marte) el cual ganó el primer lugar y de ahí nació la idea de estudiar robótica en la universidad. Este logro temprano validó su talento y la encaminó hacia su carrera profesional.
Conquistando el espacio con ingenio mexicano
El primer proyecto significativo de Victoria fue una aplicación para personas con daltonismo. La idea era crear una pluma equipada con un sensor y un LED capaz de detectar cuando una persona daltónica coloreaba con un color fuera de su rango visual. La aplicación traducía los colores, adaptándose al tipo específico de daltonismo, con el objetivo de permitir que las personas sin esta condición comprendieran la percepción visual de quienes sí la tienen. Esta iniciativa, como ella misma explica, buscaba “traducir el arte para comunicar los mundos y la diferente forma de ver los colores”. Esta temprana muestra de empatía y visión inclusiva marcó su trayectoria.
Participó en un proyecto enfocado en personas con discapacidades, donde diseñaron equipos con texturas y referencias visuales para facilitar la meditación, el ejercicio y el entretenimiento. Esta iniciativa buscaba ofrecer soluciones innovadoras a las limitaciones impuestas por la pandemia fue semifinalista mundial en el Innovation Challenge de First.
También tuvo una estadía en el Instituto Beckman de Ciencias en Israel, donde trabajó en modelos de ratones para la detección de cáncer utilizando bioluminiscencia, y su paso por Carnegie Mellon University, donde se enfocó en el diseño electrónico para detectar movimientos musculares para el tratamiento del eczema, ilustran aún más la amplitud de sus intereses y su capacidad para incursionar en diversas áreas de la ciencia y la ingeniería. Su versatilidad y compromiso con la investigación son evidentes.
Uno de los momentos más cruciales en su trayectoria fue su participación en el “International Air and Space Program” en la NASA. Durante una semana intensa, compitió con talentos de todo el mundo para desarrollar un proyecto con destino al espacio, y obtuvo el primer lugar enviando su innovación al espacio a bordo de un cohete de SpaceX. Este triunfo internacional catapultó su visión hacia la exploración lunar.
¿Por qué su proyecto superó a los demás? Pues es crucial saber que en la carrera por la exploración espacial y la futura “colonización lunar”, la seguridad de los astronautas es una prioridad. Es por eso que Victoria de León desarrolló un detector de radiación lunar con materiales biodegradables, un avance que podría revolucionar la seguridad y la sostenibilidad en las futuras bases lunares.
El hecho es que la Luna está expuesta a un constante bombardeo de basura espacial, micrometeoritos y, crucialmente, a niveles mucho más altos de radiación. Esta radiación se magnifica por la ausencia de la capa atmosférica que tenemos en la Tierra. Los hábitats lunares están constantemente expuestos a estos impactos, que pueden ser numerosos y, en algunos casos, lo suficientemente grandes como para comprometer la integridad estructural del hábitat. Este desafío espacial requería una solución ingeniosa y responsable.

Victoria tiene 21 años
Un detector lunar con ADN sostenible
El diseño de Victoria está hecho de un material flexible compuesto por suelo lunar y exoesqueletos de insectos, que se utilizan como alimento para astronautas. Este biomaterial tiene la capacidad de brillar al detectar radiación, alertando a la tripulación. Esta propuesta integra la economía circular y la biotecnología para la seguridad espacial.
La idea surgió de manera inesperada cuando ella expuso un exoesqueleto de insecto a una lámpara y observó que brillaba como un sensor, un descubrimiento amigable con el medio ambiente y además de bajo costo.
El prototipo de Victoria de León será enviado al espacio en abril de 2025 como parte del proyecto MISSE (Materials International Space Station Experiment) de la Estación Espacial Internacional. MISSE ha probado la durabilidad en el espacio de alrededor de 4,000 muestras de materiales, incluyendo lubricantes, pinturas, telas, sellos de contenedores y tecnologías de celdas solares. Este experimento validará la viabilidad de su innovadora solución.
Este detector de radiación biodegradable no solo promete mejorar la seguridad de los astronautas en las futuras misiones lunares, sino que también representa un avance en la búsqueda de soluciones sostenibles para la exploración espacial, alineándose con los principios de la economía circular.
De cara al futuro, Victoria tiene planes ambiciosos para continuar su formación y su labor de investigación. Próxima a graduarse, su visión a largo plazo es seguir desarrollando ciencia, tecnología e ingeniería con soluciones orientadas al futuro y al bienestar global, y que dicho sea de paso generen un impacto significativo en los Objetivos de Desarrollo Sostenible. La innovación de Victoria de León también es un ejemplo del talento mexicano y su contribución al desarrollo que nos acercan a una civilización fuera de la tierra ¿Te imaginas a la humanidad viviendo en la Luna o Marte? ¿Cuánto tiempo debe de pasar para que eso suceda? ¿Tú qué opinas? Su trabajo nos invita a reflexionar sobre el futuro de la humanidad en el cosmos y el papel de la innovación sostenible en este viaje.
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