Investigadores de España e Italia, con apoyo de China, desarrollan un método para reutilizar colillas de vapeadores como refuerzo en pavimentos, reduciendo emisiones y contaminación global
¿Sabías que las colillas de vapeadores podrían convertirse en el futuro del asfalto? Sí, ese desecho que miles de personas tiran cada día podría ser la clave para construir carreteras más resistentes, sostenibles y con menor huella ambiental.
Una innovación nacida entre laboratorios de España, Italia y China plantea transformar un problema ambiental en una solución vial de alto impacto.
El problema de las colillas que contaminan el planeta
Cada año se desechan cerca de 9 billones de colillas, muchas de ellas provenientes de cigarrillos electrónicos. Lejos de desaparecer, estos residuos de plástico y celulosa se acumulan en playas, bosques, ríos y ciudades, liberando químicos tóxicos y agravando la contaminación ambiental.
A esto se suma que su consumo ha crecido especialmente entre personas jóvenes de 14 a 30 años, haciendo del vapeo una bomba ecológica silenciosa.
La solución: carreteras hechas con residuos
La Universidad de Granada (UGR), en colaboración con la Universidad de Bolonia y con cofinanciamiento del Gobierno de China, desarrolló un método para reciclar las colillas de cigarrillos electrónicos y usarlas como aditivos en asfalto vial. ¿El objetivo? Mejorar la resistencia de las carreteras y reducir su impacto ecológico.
Primero, los residuos útiles de las colillas (celulosa y plástico PLA) se trituran y combinan con cera Fischer-Tropsch para formar pequeños pellets. Estos se integran en la mezcla asfáltica con un 40% de material reciclado, generando pavimentos más flexibles, duraderos y eficientes energéticamente.
🌱 ¿Por qué esto importa?
La cera del pellet reduce la temperatura de fabricación, lo que disminuye el consumo de energía y las emisiones contaminantes. Las fibras, por su parte, refuerzan la estructura del asfalto, haciéndolo más resistente al tráfico y a los cambios climáticos.
Los resultados fueron validados en el Laboratorio de Ingeniería de la Construcción de la UGR (LabIC.UGR), reconocido a nivel internacional. El proceso incluso usa una metodología propia, el UGR-FACT, desarrollada por los catedráticos Mari Carmen Rubio Gámez y Fernando Moreno Navarro.
Este estudio no solo abre camino a una nueva generación de materiales viales, también nos recuerda que la innovación climática puede estar en los desechos que nadie quiere ver. Convertir residuos peligrosos en infraestructura útil es una vía directa hacia las ciudades sostenibles del futuro.
¿Qué otros residuos urbanos podrían transformarse en soluciones de infraestructura?
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