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Menos agujero de ozono: la victoria climática que necesitábamos leer

El agujero de la capa de ozono se está cerrando según los datos de Copérnico que confirman que la cooperación global funciona

Si creciste escuchando que el sol nos iba a freír por culpa de los aerosoles, esta noticia es para ti. En medio de un mar de titulares apocalípticos sobre el clima, este 2025 nos regala una evidencia tangible de que reparar el daño causado al planeta es posible.

El Servicio de Monitoreo de la Atmósfera de Copérnico (CAMS) de la Unión Europea acaba de confirmar que el agujero de ozono sobre la Antártida se cerró oficialmente. Lo que representa el cierre más temprano de los últimos cinco años y una reducción significativa en su tamaño.

¿Qué significa esto realmente? Que la “piel” de la Tierra está cicatrizando, y no es por arte de magia.

Los datos: 2025 vs. el pasado reciente

Para entender la magnitud del logro, hay que mirar los números. El agujero de ozono es estacional; aparece cada primavera austral (agosto-octubre) cuando las condiciones meteorológicas y los químicos acumulados hacen su trabajo sucio.

  • El pico de 2025: Alcanzó los 21,08 millones de kilómetros cuadrados a principios de septiembre.
  • El contraste: En 2023, esa cifra fue de 26,1 millones.
  • La tendencia: Entre 2020 y 2023, los agujeros fueron obstinadamente grandes y duraderos (algunos cerrándose casi en Navidad). Este año, la tendencia se rompió.

Según el informe de Copérnico, aunque el agujero fue considerable a finales de septiembre, su reducción posterior fue rápida y contundente. Esto nos da un respiro tras años donde eventos externos, como la erupción del volcán Hunga Tonga en 2022, complicaron la recuperación atmosférica.

No es el clima, es la política y la ciencia

Es crucial ser críticos aquí: el tamaño del agujero varía año con año debido a la temperatura de la estratosfera y los vientos polares. Sin embargo, la tendencia de fondo apunta a una recuperación estructural.

La razón por la que no estamos viviendo una catástrofe de radiación UV —y el consiguiente aumento masivo en casos de cáncer de piel— tiene nombre y apellido: Protocolo de Montreal. Firmado en 1987, este acuerdo prohibió los clorofluorocarbonos (CFC) y otros “vampiros” del ozono presentes en refrigeradores y aerosoles.

El dato: Los expertos europeos son tajantes: “Sin el Protocolo de Montreal, los niveles globales de ozono habrían caído a niveles catastróficos”.

Lo que estamos viendo en 2025 es el resultado de decisiones tomadas hace casi 40 años. Las sustancias químicas que destruyen el ozono son longevas; se quedan décadas en la atmósfera. Por eso, aunque ya no las emitimos masivamente, seguimos limpiando el desastre del siglo XX.

¿Cuándo cantamos victoria total?

La paciencia es clave en la innovación social y ambiental. La ONU estima que la capa de ozono podría recuperarse completamente hacia 2050 en la mayor parte del mundo, aunque la cicatriz sobre la Antártida tardará un poco más en desaparecer por completo.El cierre temprano de 2025 no garantiza que el 2026 sea perfecto (el clima es caprichoso), pero sí confirma que el sistema de soporte vital de la Tierra responde positivamente cuando dejamos de agredirlo.

Esta noticia nos deja una lección poderosa para la crisis climática actual: la cooperación internacional vinculante funciona. No se trata de “buena voluntad”, sino de prohibiciones claras, monitoreo satelital riguroso (como el de las Unidades Dobson que usa Copérnico) y adaptación industrial.

¡Queremos escucharte!

  • ¿Crees que podríamos lograr un “Acuerdo de Montreal” igual de efectivo para el plástico o el CO2?
  • ¿Qué otra noticia ambiental positiva te gustaría ver en los próximos 5 años?

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