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Brasileño apuesta por recuperar los pastos marinos, el pulmón de los océanos

Brasileño apuesta por recuperar los pastos marinos, el pulmón de los océanos

Premiado por la UNESCO, Manuel Vivanco impulsa la conservación de pastos marinos en México, los pulmones azules del planeta

Por Samantha Nolasco

Datos de impacto:

  • 30% de los pastos marinos se ha perdido a nivel global
  • 2,493 hectáreas comprende la Reserva de la Biosfera El Vizcaíno
  • Los pastos marinos pueden capturar hasta el 10% del dióxido de carbono del océano al año
  • Es uno de los 11 investigadores premiados a nivel mundial

El investigador Manuel Vivanco Bercovich, originario de Florianópolis, en el sur de Brasil, ha sido galardonado con el Premio UNESCO-MAB para Jóvenes Científicos – Príncipe Alberto I de Mónaco 2025. Aunque inicialmente lo identificaron erróneamente como mexicano, Vivanco Bercovich, cuya familia es argentina pero nacido en Brasil, subraya que su proyecto en Baja California es un testimonio de la profunda colaboración científica y la resiliencia en Latinoamérica.

Vivanco llegó a Ensenada, Baja California, hace seis años para realizar su doctorado en Medio Ambiente y Desarrollo en la Universidad Autónoma de Baja California (UABC). Actualmente es investigador post-doctoral en el Laboratorio de Botánica Marina del Instituto de Investigaciones Oceanológicas de la UABC. La distinción, que es uno de los 11 premios otorgados internacionalmente por la UNESCO, reconoce su estudio sobre los pastos marinos del género Phyllospadix, conocidos como pastos surferos (surfgrass), dentro de la Reserva de Biosfera El Vizcaíno.

El investigador enfatizó que, aunque es brasileño, la colaboración con la comunidad científica local es total: “realmente el proyecto se desarrolló aquí con un equipo de mexicanos, en una universidad mexicana”. Este enfoque latinoamericano destaca la capacidad y disposición regional para abordar desafíos ambientales complejos.

El problema olvidado: un ecosistema en crisis

El trabajo del equipo, conocido como Surfgrass Project, nace de una urgencia pero que no todos pueden percibir. Los pastos marinos son plantas terrestres que regresaron al mar y se distinguen de las algas por tener raíz, flores y semillas. A nivel global, la pérdida de pastos marinos ha alcanzado tasas alarmantes, con una disminución de aproximadamente el 30 por ciento.

Esta vegetación marina es extremadamente sensible y se encuentra justo en las zonas costeras donde la actividad humana, como la construcción de puertos, genera mayor impacto.

“Me gustó mucho ver este tema; llegar a ese nivel, porque si te fijas muchos de los proyectos [de la UNESCO] son con fauna carismática, como rinocerontes, elefantes, etc. Lograr poner un pasto marino ahí fue una victoria”, nos dice en entrevista para LATANK MEDIA.

En Baja California, la crisis es evidente, los bosques de algas gigantes (Kelps), que son vecinos de los pastos surferos, han desaparecido y están en declive. El equipo de Vivanco Bercovich decidió enfocar su atención en los pastos surferos, que operan en el límite sur de su distribución en México, para determinar su estado de salud.

Datos tangibles y actos de resistencias

El proyecto de Manuel Vivanco Bercovich está diseñado bajo una perspectiva de búsqueda de datos sólidos que sirvan directamente para la toma de decisiones conscientes y la conservación.

El objetivo principal es cuantificar y evaluar los servicios ecosistémicos cruciales que brindan estos pastos. Almacenamiento de carbono azul, con los que quieren entender estas praderas, únicas porque se agarran a la roca y no al sustrato arenoso como otros pastos marinos, y así inmovilizan carbono. Esto es vital en el contexto del cambio climático y el efecto invernadero.

Hábitat y Biodiversidad

Los pastos marinos funcionan como un refugio esencial para la biodiversidad, contrastando con el “desierto arenoso”. El proyecto busca caracterizar qué tan importantes son estas praderas para las pesquerías locales (langosta, erizo, caracol y varios peces).

“Generando datos sólidos y tangibles, esperamos llamar la atención sobre la urgencia de proteger estos ecosistemas costeros que, hasta ahora, han sido ampliamente olvidados”, nos confirma.

Vivanco Bercovich conceptualiza el estudio de estos ecosistemas como un acto ético, invitando a la reflexión sobre modelos de desarrollo porque ahora todo se transforma en mercancía, “y estudiar y cuidar estos ecosistemas se convierte también en un acto de resistencia, una forma de reconectar con maneras más justas, conscientes y solidarias de habitar el planeta”.

Metodología innovadora para condiciones adversas

La innovación del proyecto reside en la adaptación de las metodologías de monitoreo a las condiciones extremas. Los pastos surferos viven justo donde rompen las olas, un ambiente “dinámico pero peligroso”.

“Y este grupo de especies que son las surfgrass, son las únicas en el mundo que están en áreas rocosas, o sea, se agarran a la roca y bajo las olas, están justo donde rompe el mar”, explica.

El equipo debe aprovechar la marea baja y los días calmados, recurriendo a técnicas que involucran tablas de surf, y se podría decir que es una actividad deportiva radical, describe Manuel con mucho sentido del humor. La metodología incluye remar durante horas, tomar fotos aéreas y subacuáticas, y tomar muestras de biomasa para analizar el contenido de carbono y nitrógeno.

Ciencia ciudadana: replicabilidad y escalabilidad

Una de las soluciones más destacadas para garantizar la sostenibilidad y replicabilidad del monitoreo es la ciencia ciudadana. Aunque no está incluido en el proyecto específico de la UNESCO, es un objetivo central del Surfgrass Project.

“Queremos capacitar a personas jóvenes a hacerlo, sean o no sean de la universidad. Algo que llamamos ciencia ciudadana”, dice el joven ganador.

El equipo ya ha realizado talleres para jóvenes con distintos perfiles para que aprendan a monitorear y mapear las praderas. Este enfoque busca llevar el conocimiento más allá de la academia y asegurar que la recolección de datos sea viable a largo plazo, inspirándose en modelos exitosos como la organización Reefcheck, que trabaja con bosques de Kelps.

Un reconocimiento al esfuerzo colectivo

El Premio UNESCO-MAB – Príncipe Alberto I de Mónaco 2025 garantiza la continuidad de la investigación, financiando un año y medio adicional de monitoreo. El premio es visto como un gran estímulo y un reconocimiento a la importancia de la causa. Vivanco Bercovich es enfático en destacar que este logro no es individual.

“Realmente también aunque aparezca solo; es un equipo. Obviamente el laboratorio entero estuvo implicado, siempre estaba jalando a una persona u otra para que me ayudara hasta para remar, salieron todos doloridos y este premio también es para ellos” asegura Vivanco Bercovich.

El monitoreo abarca puntos en las Islas del Pacífico Mexicano, frente a Ensenada, y en la Reserva de la Biosfera El Vizcaíno, en Bahía Tortugas, permitiendo al equipo contrastar sitios prístinos, aquellos que se encuentran en su estado primitivo u original, con aquellos que enfrentan amenazas directas, como la potencial ampliación portuaria en Ensenada. El objetivo final es utilizar los datos obtenidos para influir en las decisiones, protegiendo estos “tejidos vivos” que sostienen la vida y la cultura costera.

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