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La fórmula artesanal yucateca de solución climática que une ciencia y comunidad

Restauración artesanal de manglares: 10.6 hectáreas recuperadas con el poder de la gente y el conocimiento académico

¿Puede una comunidad de mujeres, armadas con palas y conocimiento ancestral, revertir el daño ambiental en plena crisis climática?

En Progreso, la respuesta es un resonante sí. La entrega de los trabajos de restauración de 10.6 hectáreas de manglar en la Reserva Estatal de Ciénegas y Manglares de la Costa Norte de Yucatán marca el éxito de una innovadora alianza tripartita: gobierno, ciencia y sociedad civil.

Un ecosistema, nuestro escudo

El manglar es mucho más que un conjunto de árboles en el agua. En Yucatán, se encuentra más del 55% de los manglares de México. El país se posiciona como el cuarto a nivel mundial en extensión de este ecosistema. Estos ‘bosques en el mar’ son la primera línea de defensa contra huracanes, mitigadores del cambio climático y esenciales para la economía pesquera. Datos de interés señalan que una hectárea de manglar puede generar hasta $200,000 pesos anuales en beneficios de pesquerías y mejorar la calidad del agua, haciendo que su restauración sea una inversión excepcionalmente rentable. Sin embargo, en la Península, el 12% al 15% de este ecosistema está degradado, principalmente por la alteración de la hidrología.

Alianza estratégica y el poder artesanal

El proyecto de restauración, ubicado cerca del antiguo basurero municipal de Progreso, es la prueba de que las soluciones más robustas nacen de la colaboración. El alcalde Erik Rihani González unió fuerzas con el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) Mérida, la ENES-UNAM Mérida, la Semarnat Yucatán y, crucialmente, el grupo comunitario “Las Chelemeras”.

“Hoy celebramos el cierre de una primera etapa de un proyecto que representa un verdadero esfuerzo en equipo entre la comunidad, el gobierno y la ciencia. Este no es solo un acto de siembra de mangles; estamos restaurando ecosistemas y dejando una herencia para las próximas generaciones”, expresó el alcalde Rihani González.

El elemento más propositivo y fresco de esta historia es el método. El edil destacó que el trabajo se hizo con cero uso de maquinaria pesada, utilizando el trabajo artesanal y las manos de los propios habitantes de Progreso. Este enfoque, que combina el conocimiento técnico-científico de la Dra. Claudia Teutli Hernández (ENES-UNAM) con el saber hacer comunitario de “Las Chelemeras”, garantiza una intervención de bajo impacto y alta sostenibilidad.

El grupo de mujeres “Las Chelemeras”, representadas por Keyla Vázquez Lira, son un ejemplo de innovación social. Este colectivo, con más de una década de labor, ha sido pionero en la restauración hidrológica y biológica del manglar, recuperando áreas a través de la apertura y mantenimiento de canales para restablecer el flujo de agua, el factor clave para la salud del manglar. Su labor ha visto el retorno de especies como jaibas, camarones y aves, un claro indicador del éxito ecológico. Este modelo, donde la ciencia capacita y la comunidad ejecuta, se convierte en un prototipo de éxito que otras zonas costeras de Latinoamérica pueden replicar.

¡Queremos escucharte!

  • ¿Crees que el modelo de restauración de manglares con trabajo artesanal y sin maquinaria es replicable en tu comunidad costera?
  • ¿Qué otros ecosistemas locales conoces que necesiten una alianza urgente entre ciencia y sociedad civil?
  • ¿Cómo se puede incentivar la participación juvenil en este tipo de proyectos de resiliencia climática?

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