La utopía, pero que es historia real en Uruguay, el pequeño gigante que se convirtió en líder mundial en energías renovables
La utopía, pero que es historia real en Uruguay, el pequeño gigante que se convirtió en líder mundial en energías renovables
La conversación en torno al precio mundial del petróleo es una constante, ahora imagina que un día se dispara y tu país depende totalmente de él. La economía tiembla y tu creciente clase media sufre. ¿La solución? Invertir miles de millones en energías limpias, reducir las tarifas para el consumidor y, de paso, crear 50,000 nuevos empleos.
En 2008, Uruguay enfrentaba una severa dependencia de los combustibles fósiles importados, una vulnerabilidad que se intensificaba con la volatilidad del precio del petróleo. La crisis era inminente, pero también la oportunidad. Contra todo pronóstico, el gobierno uruguayo tomó una decisión audaz: poner a un físico, Ramón Méndez Galain, al frente de la Secretaría de Energía.
Su misión era simple, pero su ejecución fue revolucionaria: transformar la matriz energética del país. Hoy, la nación cumple casi el 98% de sus necesidades eléctricas con fuentes renovables (cifra que, según algunas fuentes, ha llegado a ser del 99,1% en periodos recientes como 2024), un hito que lo posiciona como pionero global en el tema.
Del riesgo fósil al liderazgo global de energías renovables
El plan liderado por Méndez Galain se enfocó en una estrategia de inversión robusta en energía eólica, solar y biomasa, complementando su infraestructura hidroeléctrica preexistente. Esta estrategia fue clave para estabilizar el suministro y aprovechar el potencial del recurso. El riesgo se compartió a través de alianzas público-privadas con contratos a largo plazo, lo que ofreció la seguridad necesaria para atraer la inversión privada sin presionar las finanzas estatales. El resultado fue la reducción a la mitad del costo de generación de energía.
El componente social y laboral (la transición justa)
Una transición energética exitosa debe ser, ante todo, justa. Uruguay lo entendió. El plan incluyó un fuerte foco en la creación de empleo y la reconversión laboral. Alrededor de 50.000 puestos de trabajo fueron generados durante este proceso (aproximadamente el 3% de la fuerza laboral total del país), con programas de recapacitación para los trabajadores de los sectores fósiles. Esta dimensión social garantizó el apoyo público, demostrando que la acción climática puede ser un motor de desarrollo económico. De hecho, el país se ha posicionado en los últimos años como líder en rankings mundiales por su exitoso proceso de transición.
Innovación continua
El éxito inicial no ha frenado el impulso. Actualmente, Uruguay está avanzando en la hoja de ruta del Hidrógeno Verde y en la expansión de la energía solar fotovoltaica para diversificar aún más su matriz, con planes de añadir más de 100 MW de energía solar fotovoltaica para 2026 y aprovechar el potencial de exportación de energía que en 2022 ya generó cerca de 400 millones de dólares.

Este caso es un modelo de acción climática pragmática que ha sido reconocido globalmente, recibiendo premios como el Carnot 2023 de la Universidad de Pensilvania por la contribución de Méndez Galain.
América Latina y el Caribe tienen condiciones excepcionales para el liderazgo en energías limpias, superando ya el 60% de participación de renovables en su matriz eléctrica regional, pero el progreso es irregular. El caso uruguayo, donde se redujeron costos y se generó empleo masivo, debe ser la guía. La región tiene en sus manos la posibilidad de asegurar sistemas resilientes, diversificar su mix energético y crear ecosistemas industriales “a prueba de futuro”, como promueve el Energy Transition Readiness Assessment (ETRA) del Foro Económico Mundial.
Preguntas Latank para pensar:
- ¿Qué opinas del modelo uruguayo de bajar los costos y generar empleo mientras se descarboniza?
- ¿Crees que la clave de la transición energética en América Latina reside en una mayor inversión en integración regional y redes inteligentes?







