En una comunidad fronteriza donde el 80% de la población vive en pobreza, un grupo de voluntarios está plantando una solución
Más allá de un simple huerto, la iniciativa de la fundación Naco Wellness Initiative se ha convertido en sustento para más de 350 familias
Este huerto comunitario está brindándoles algo invaluable: acceso a alimentos frescos, orgánicos y nutritivos, y la esperanza de un futuro más saludable. Esta historia es una prueba de que, a veces, la solución más potente nace de la tierra.
Sembrando una respuesta a la crisis
La pandemia del Covid-19 expuso la vulnerabilidad de la comunidad de Naco, donde la pobreza y el desempleo son alarmantes. Más allá de la situación económica, existe una “pandemia local” silenciosa: el 70% de los residentes padece diabetes. Fue en este contexto que la fundación Naco Wellness Initiative, con raíces en Bisbee, Arizona, decidió actuar.

Guiados por la directora del huerto, Lupita Loreto, iniciaron un proyecto que no solo busca mitigar la falta de alimentos, sino también abordar los problemas de salud desde la raíz. El huerto produce una variedad de frutas y vegetales, como tomate, pepino, calabaza y melón, todos cultivados de manera 100% orgánica, sin fertilizantes ni conservadores. Esto es fundamental para combatir las enfermedades crónicas asociadas a una mala nutrición.
Un modelo de solidaridad que da frutos en Naco
El huerto comunitario es un claro ejemplo de innovación social y económica circular. Todo lo que se cultiva se regala, atendiendo semanalmente a 60 adultos mayores y distribuyendo alimento fresco a las 350 familias inscritas. La sostenibilidad del proyecto depende de la colaboración: los recursos provienen de iglesias, universidades y donaciones personales, y cada entrega se documenta para garantizar la transparencia.
El proyecto demuestra un enfoque de solución integral. No se limita a donar alimentos, sino que promueve una alimentación sana y accesible. Para una comunidad donde más de la mitad de las personas están desempleadas o tienen salarios muy bajos, esta iniciativa es un respiro económico y un impulso para la salud.
De lo local a la inspiración global
La historia de Naco nos enseña que las soluciones a los problemas sistémicos no siempre requieren grandes inversiones o tecnologías complejas, sino un profundo compromiso comunitario y un entendimiento de las necesidades locales. Este huerto binacional es una muestra de cómo la solidaridad puede romper las fronteras y cómo la agricultura sostenible puede ser una herramienta poderosa para el bienestar social.
- ¿Crees que un huerto comunitario podría funcionar como una estrategia efectiva para mejorar la salud y la economía en otras comunidades de Latinoamérica?
- ¿Qué desafíos crees que enfrentarían y cómo podrían superarlos?
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