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La temperatura bajó al plantar más árboles

Esta ciudad en Latinoamérica logró bajar su temperatura 2 °C con árboles

El calor extremo representa una amenaza creciente, una ciudad ha demostrado que la solución puede ser tan simple, accesible y con resultados dramáticos como sólo los árboles pueden

Medellín, en Colombia, se ha convertido en un referente global al enfrentar el fenómeno de la “isla de calor urbana”. Con una inversión sorprendentemente baja, la ciudad ha logrado reducir su temperatura media en 2 °C. Esta es la historia de cómo la innovación social y una visión estratégica de futuro pueden transformar un paisaje urbano y mejorar la vida de sus habitantes.

El problema del asfalto contra la calidad de vida

Más del 70% de las 576 áreas urbanas más grandes del mundo están en riesgo alto o extremo por el calor, afectando a más de 1400 millones de personas. Este problema, conocido como el “efecto isla de calor”, ocurre porque los materiales de construcción y el asfalto absorben y retienen el calor, haciendo que las ciudades sean significativamente más calientes que las zonas rurales circundantes. En un continente en plena urbanización, encontrar soluciones es crucial para la prosperidad a largo plazo.

Frente a este reto, muchas ciudades apuestan por la “infraestructura gris”, es decir, la construcción de más tecnología y cemento. Sin embargo, estudios del Foro Económico Mundial demuestran que las soluciones basadas en la naturaleza no sólo son un 28% más valiosas, sino que también cuestan un 50% menos que sus alternativas tradicionales. Y el caso de Medellín es la prueba viviente.

Medellín: la Innovación con árboles que redujo 2°C

Medellín, la segunda ciudad más grande de Colombia, invirtió un total de $16.3 millones de dólares para crear una red de “corredores verdes”. Estos corredores son líneas de árboles y plantas estratégicamente sembradas a lo largo de calles, que proporcionan sombra natural, y también enfrían el ambiente a través de un proceso llamado evapotranspiración.

El resultado es contundente: por un coste de solo $6.50 por persona, la temperatura de la ciudad se redujo en 2 °C. Este proyecto, que fomenta la biodiversidad y reduce la contaminación, demuestra que la inversión en naturaleza es una de las apuestas más inteligentes y rentables que una urbe puede hacer.

El ejemplo de Medellín no es un caso aislado. Ciudades como Singapur han desarrollado los “Caminos Naturales” para reducir la temperatura y proteger especies, mientras que en Düsseldorf, Alemania, un edificio está cubierto por 30,000 plantas que ayudan a mitigar el calor. En la propia Latinoamérica, Barranquilla está trabajando en un plan a largo plazo para revitalizar la naturaleza urbana.

Ciudades por la naturaleza: un futuro de colaboración

La iniciativa “Ciudades Positivas para la Naturaleza” del Foro Económico Mundial fomenta este tipo de intervenciones, demostrando que la solución al calor extremo es una labor de equipo. Gobiernos, sector privado, inversores y ciudadanos deben unirse para abrazar un modelo urbano que ve a la naturaleza no como un adorno, sino como una infraestructura vital.

Preparar nuestras ciudades para el futuro es crucial para nuestra capacidad de prosperar. La historia de Medellín nos enseña que una visión estratégica, unida a la colaboración y el poder de la naturaleza, pueden transformar nuestro entorno, hacernos más resilientes y construir ciudades más frescas, sanas y justas para todos.

Ahora te preguntamos a ti:
  • ¿Conoces alguna iniciativa en tu ciudad que esté utilizando soluciones naturales para combatir el calor?
  • ¿Qué rol crees que deberían tener los ciudadanos en la creación de “corredores verdes” o jardines urbanos?

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