América Latina se destaca como una de las regiones más urbanizadas del mundo, con aproximadamente el 81% de su población en áreas urbanas. En este ranking Latank exploramos la radiografía de las megaciudades latinoamericanas
Las megaciudades de la región son motores económicos fundamentales, pero su crecimiento acelerado y a menudo no planificado genera complejos desafíos relacionados con la infraestructura, la desigualdad y la sostenibilidad.
Un reciente análisis, basado en proyecciones de World Population Review (WPR) y datos de institutos nacionales de estadística, destaca las áreas metropolitanas más pobladas de la región, enfocándose en las aglomeraciones urbanas y no sólo en los límites administrativos de las ciudades centrales.

Brasil y México en la concentración urbana
El estudio confirma que Brasil y México predominan en el ranking, reflejando su tamaño demográfico y económico. El análisis identifica a las siguientes aglomeraciones como las más pobladas de América Latina:
- São Paulo, Brasil: con una proyección de 22.99 millones de habitantes para 2025, es el centro económico de Brasil y un eje financiero regional clave. Sin embargo, enfrenta retos de exclusión social y segregación espacial.
- Ciudad de México, México: la Zona Metropolitana del Valle de México alcanza los 22.75 millones proyectados. Es sin duda, un motor económico crucial para el país, aunque su crecimiento demográfico ha disminuido y la población muestra signos de envejecimiento.
- Buenos Aires, Argentina: el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), con 16.36 millones de habitantes (censo de 2022), es el principal polo industrial y económico de Argentina.
Completan los primeros puestos Río de Janeiro, Brasil (13.92 millones), Bogotá, Colombia (11.79 millones), y Lima, Perú (10.15 millones).
¿Cuáles son los retos compartidos en la región?
A pesar de su importancia económica, el crecimiento urbano en América Latina ha generado problemas estructurales. Las ciudades enfrentan déficits en infraestructura y servicios básicos, como el transporte y el saneamiento.
Además, la desigualdad socioeconómica es un problema persistente, manifestándose en la segregación espacial y la presencia de asentamientos informales. La sostenibilidad ambiental también representa un reto significativo, ya que el crecimiento urbano ejerce presión sobre los recursos naturales y la calidad del aire.
El estudio concluye que el futuro de estas megaciudades dependerá de la implementación de modelos de desarrollo urbano sostenible e inclusivo, que aborden la brecha de infraestructura y promuevan la equidad.

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