El director de la RAE, Santiago Muñoz Machado, defendió que el lenguaje jurídico deje de ser un muro para convertirse en puente. ¿Cómo hacemos que la justicia hable el idioma de la gente?
¿Qué harías si te acusan de algo, te citan a un tribunal, te dan un documento y no entiendes ni la mitad de lo que dice? ¿Cómo puedes defenderte si el lenguaje que te juzga no te habla claro?
Desde Santo Domingo, en la XXII Cumbre Judicial Iberoamericana, el director de la Real Academia Española (RAE), Santiago Muñoz Machado, dijo: “las palabras de la ley y de los jueces se entienden mal con los ciudadanos”. Y no, no es que las personas no sepan leer, más bien, muchas veces, el poder no quiere ser entendido.
Durante su conferencia magistral titulada “Lenguaje claro y su impacto en una justicia más accesible, igualitaria, confiable y solidaria”, Muñoz Machado lanzó un mensaje que debería hacernos detenernos: la justicia, tal como está hoy, es un sistema donde muchos quedan afuera simplemente porque no entienden cómo funciona.
No se trata sólo de gramática o tecnicismos, sino de derechos humanos.
La judicatura tiene que preocuparse de ser más clara al hablar, y los ciudadanos tienen un derecho a comprender lo que se dice”
afirmó el jurista a EFE.
En este contexto, la RAE impulsa la Red Panhispánica de Lenguaje Claro y Accesible, un esfuerzo conjunto con más de 600 instituciones para acercar el lenguaje jurídico a quienes debería servir: la gente. Porque entender una sentencia, un contrato o una norma no debería requerir un traductor legal. Debería ser un derecho básico.
Además, se presentó una nueva edición del Diccionario Panhispánico del Español Jurídico (DPEJ), gratuito y en línea, como una herramienta para que jueces, abogados, estudiantes y ciudadanía tengan acceso claro al significado del lenguaje legal en todo el mundo hispanohablante.
¿Y la inteligencia artificial? También está en la mira. Muñoz Machado cree que puede ser aliada, pero no si habla un “nuevo dialecto” que solo las máquinas entienden. Por eso, el proyecto LEIA (Lengua Española e Inteligencia Artificial) busca que la IA respete el idioma y ayude, en lugar de enredar.
Este llamado a la claridad, aunque parezca técnico, es profundamente político. Porque cuando las palabras se alejan de las personas, también lo hace la justicia.
Y aquí va la invitación: ¿por qué no empezamos a hablar claro también desde nuestras trincheras? Desde el activismo, los medios, las instituciones, las redes. ¿Por qué no exigimos un lenguaje que nos incluya y no que nos excluya?
Así que preguntémonos: ¿cómo contribuimos a que el poder hable claro? ¿Y cómo nos aseguramos de que todas las voces sean escuchadas?
La justicia no solo se defiende en los tribunales. También se construye en las palabras que usamos todos los días.